En 1980, poco después de la instauración de la ovalada en la Región de Coquimbo bajo el alero de la Universidad Técnica del Estado, que dos rugbistas santiaguinos, Alberto Viada de la Universidad de Chile y Enrique Barrios del San Andrés, impulsaron la idea de formar el Club San Bartolomé, que tomó su nombre del patrono de La Serena.
Firmes hacia adelante
Si bien el concepto de esta institución era formar un cuadro interdisciplinario, su deporte principal ha sido el rugby, transformándose en todo un símbolo de la ovalada en la región, al punto que varios jugadores pertenecientes a elencos que fueron desapareciendo con los años, se iban sumando a un club que logró trascender a través de los años, desde sus inicios jugando en Cuatro Esquinas con Avenida del Mar.
Ya en 1985, el desarrollo de este cuadro comenzó a acelerarse cada vez más, cuando fue construida la cancha municipal de rugby del Parque Pedro de Valdivia, que al ser un campo absolutamente dedicado a la práctica de este deporte, pasó a ser un verdadero ícono a nivel regional, y hasta nacional.
Así, San Bartolomé tuvo un hogar especial para afrontar campeonatos organizados por Chile Rugby, Arusa y tanto las asociaciones de Valparaíso como La Serena.
Consagrando colores
A lo largo de los años, el elenco del santo franciscano logró sumar importantes victorias en el ámbito nacional, pero también consiguió glorias ante cuadros extranjeros, como su icónica victoria ante las Fuerzas Armadas de Sudáfrica, que los llevó a adoptar los colores rojo y blanco que caracterizan a la institución, además de campeonatos de Seven contra elencos argentinos, sumados claro a los enfrentamientos ante escuadras nacionales en el reducido.
También, consiguieron expandirse en el ámbito estructural, trabajando con todas sus categorías infantiles, juveniles, el primer equipo, Los Diablos (M-35) y sus siempre respetados Santos (M-50).
Todo esto, reforzado a raíz de los propios barrios, insertando a la comunidad, y generando un trabajo absolutamente interno, sin mayores intervenciones foráneas, pero siempre recordando con cariño a los santiaguinos que llevaron a la formación del club.
De las calles de La Serena, con los colores rojiblancos, fueron surgiendo cada vez más rugbistas de buen nivel deportiva y calidad humana, basadas en los valores formativos de la institución, que incluso llegaron a inscribir sus nombres entre los Cóndores.
Se escuchará: Urra, Urre
Aún quedan sueños por cumplir para una institución que el 24 de agosto de 2020 celebra 40 años de historia. La cancha propia es, sin duda alguna, el más ambicioso de todos, mientras trabajan para aumentar el número de campeonatos que organizan y mejorar su tramitación.
Al mismo tiempo, la mirada sigue puesta en que el santo continúe predicando por los barrios, atrayendo serenenses hacia un deporte que en Chile y la región, crece cada día, pero al que aún le queda un largo camino por recorrer para consagrarse en el país.
Pero San Bartolomé, incluso en tiempos de pandemia, sigue tratando de extender a toda La Serena un grito que clame por el rugby, un “Urra, Urre, San Bartolomé”, que resuene hasta que la ovalada pasee por los barrios de toda una ciudad.
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