Escuela Agrícola Las Garzas de Chimbarongo: «el propósito es generar buenos rugbiers»



Desde hace poco más de un año, la Escuela Agrícola Las Garzas de Chimbarongo ha incorporado el rugby como actividad extracurricular. Dirigidos por el profesor Pablo Donoso, los estudiantes se han encontrado no solo un deporte, sino que con una herramienta para enriquecer el quehacer escolar.

Donoso, quien lleva 10 años trabajando en la escuela y más de 25 jugando rugby, apostó por desarrollar un taller en el colegio. “Desde que llegué siempre tuve la inquietud de poder formar algo relacionado a la ovalada, pero siempre con algún grado de resquemor debido a las lesiones que nuestro deporte tiene. Por otra parte, me sentía en deuda con el rugby, de cómo poder devolverle lo que este deporte me ha entregado”, señala.

A principios del 2023, el proyecto tomó forma con el apoyo del establecimiento y la motivación del alumnado. “Dimos el puntapié inicial. Si bien los resultados en los marcadores no fueron lo más favorable, la mística y los valores se llevaron a cabalidad, donde el sentido de pertenencia por la disciplina primó ante cualquier adversidad”, agrega.

La recepción del estudiantado fue positiva ya que el taller comenzó con 13 jugadores, de 1° a 4° medio, y cerró su primer año con 23. Además, el equipo participó en la Liga Sanvicentana, certamen escolar de la región de O’Higgins, donde compitió ante el Colegio El Salvador de San Vicente de Tagua Tagua y el Liceo Las Cabras. Junto con ello, Las Garzas también organizó su primer torneo Seven.

Para este proyecto, el respaldo del colegio ha sido fundamental. Según Donoso, “nos dieron la posibilidad de desarrollar este deporte dentro de nuestra casa de estudios y todo lo que significa: facilitaron instalaciones y, el primer año, ayudándonos con el financiamiento de balones, escudos y bolsas de tackle”.

En su segundo año, lograron adjudicarse fondos concursables para adquirir camisetas, cubrepostes y crear un gimnasio de musculación. Este esfuerzo ha consolidado la percepción del rugby dentro de la escuela. El entrenador comenta que la comunidad escolar “ve a nuestra rama como algo serio, no tan solo como un simple taller. Hay un sentido de pertenencia bastante significativo”.

Jaime Bascuñán, director del establecimiento, resalta el valor formativo del rugby: “Se logra una gran unión entre los participantes al verse enfrentados como equipo a la adversidad propia de este deporte. Se asemeja mucho a la vida a la que se verán expuestos como adultos, en que deberán enfrentar las adversidades del día a día como una familia unida por un objetivo común”.

El impacto en los estudiantes trasciende el terreno de juego. Donoso describe con orgullo cómo este deporte ha transformado el día a día de los jóvenes: “Ves alumnos que antes no practicaban deportes, hoy corriendo a los entrenamientos, jugando tocata en los recreos o yendo a almorzar con la ovalada bajo el brazo. Además, son los últimos alumnos que abandonan el establecimiento en las tardes post entrenamientos”.

Con un equipo en franco desarrollo, ya trabajan en los objetivos para el 2025, año en el que esperan formar categorías inferiores para los cursos más pequeños. “Más allá de formar buenos jugadores, el propósito es generar buenos rugbiers, que una vez egresen de cuarto medio sientan la necesidad de buscar un club para seguir practicando la disciplina. Y, si Dios quiere, poder generar nuestro equipo adulto de exalumnos”, concluye Donoso.

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