El rol de Selknam hacia el sueño mundialista de Francia 2023



El 2022 sin duda alguna será uno de los años más importantes en la historia del rugby chileno. Por primera vez desde que William Webb Ellis inspirara este deporte al tomar una pelota con las manos en medio de un partido de fútbol (al menos según el mito), la ovalada nacional tiene una chance realmente clara de clasificar al Mundial.

Bajo ese contexto, la franquicia profesional del rugby chileno, Selknam, toma un valor fundamental. Esta Superliga Americana 2022 no será solamente una competencia en que los fueguinos intentarán ser reyes de Sudamérica y soñar con alcanzar su primera final; en esta oportunidad la SLAR será el gran torneo de preparación para la ‘final’ de las clasificatorias contra Estados Unidos.

Un XV nacional

El hecho de formar un equipo basado en jugadores locales ha sido la tónica en Selknam desde que comenzó el proyecto de la franquicia. Quitando a Ceibos y Jaguares XV, los fueguinos son la escuadra que menos extranjeros ficha, fortaleciendo la base nacional.

En esta edición, seguir con esa filosofía e incluso radicalizarla es fundamental. La base total de Selknam debe estar los chilenos que jugarán contra Estados Unidos, teniendo extranjeros que funcionen como soporte de aprendizaje, prácticamente ‘aportes al camarín’.

 La presencia de jugadores como Molina, llegado desde Jaguares XV resulta un fichaje rimbombante, pero que más allá del protagonismo que pueda conseguir, tanto él como los otros tres extranjeros presentes en la nómina al momento que se escribe esta columna, deben ser un apoyo para los chilenos que irán por el sueño mundialista. El foco son ellos, su desarollo.

Una decena de test matches

Los duelos de la SLAR, de hecho, deben tomarse de esa manera. Es verdad, las victorias suman un gran aliciente en el factor mental, pero no hay que dejar pasar la chance de emplear estos partidos como partidos de alta competencia en que los chilenos tendrán la oportunidad de pulirse, tomar ritmo y llegar a sus duelos con Estados Unidos en plenitud.

Incluso, siendo pragmático, este es el momento ideal para que Nicolás Bruzzone y Pablo Lemoine busquen opciones, evalúen. Es la instancia idónea de probar fórmulas y sobre todo aceitar aspectos fundamentales que deben mejorar antes del apronte con los norteamericanos.

El reducir los penales, por ejemplo, y dejar atrás la triste estadística que marca a Selknam como el equipo que más infracciones comete en la SLAR, un vicio que se ha traducido también a Los Cóndores, resulta mucho más urgente incluso que soñar con una final.

Por lo mismo, más allá de que el hecho de mejorar paso a paso pueda llevarnos a la final, el foco debe estar ahí y no al revés. La visión principal tiene que estar en que pulamos los aspectos de nuestro juego, y eso nos lleve a jugar una definición, más que buscar a toda costa jugar una final resolviendo la puntualidad del duelo (algo que, además, rara vez sale bien).

La Qualy empieza ahora

Por todo esto, es importante ver la SLAR con otros ojos, como la oportunidad de prepararnos de la mejor manera para el choque con Estados Unidos, el que puede marcar la diferencia para romper la historia, para que el rugby grite que está en un momento histórico, que merece mayor tribuna y que está a la altura del reto de meterse entre los mejores del mundo.

El duelo contra Estados Unidos y la etapa final de las clasificatorias comenzará a jugarse desde la preparación de la SLAR, y cada uno de sus partidos será una prueba ante el reto más importante en la historia de la ovalada nacional.

 

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